¡Yuhuuu, aquí no tengo que andaaar!
La excursión llegado el momento ya me daba igual. Con tal de no tener que moverme por Reykjavik ni un segundo más... ¡menudo día eligieron! Casi llego tarde al autocar... no tenía mochila e intenté ir a comprar una pero no había nada abierto el sábado por la mañana. Al final, Helen me salvó dejándome su graaan macuto (¡gracias!). Pero la hora larga que tardé en volver del centro a mi calle fue horrible. Me quedé atascada cerca del lago en medio de un parquecillo cubierto de hielo y tuve que meterme entre arbustos llenos de nieve, no veía los agujeros del suelo, en las partes de hielo el viento me movía, los pantalones empapados, las piernas congeladas... vamos, como el tiempo que está haciendo esta preciosa semana pero sin esperármelo.Ya he aprendido que hay días que es mejor no pasear, que hay días que es mejor no salir a correr porque el viento me puede volar, y hoy, que hay días que es mejor no conducir. Hoy en la carretera 49, una grandecilla, me ha empezado a patinar el coche y no había forma de enderezarlo... y los frenos también me han dado algún que otro susto. Menos mal que la carretera es de 60 y yo iba despacito. No aconsejo a los turistas coger un coche aquí con este tiempo... hay que habituarse a la carretera según el tipo de nieve que haya. Lo bueno de que el coche sea automático y no haya embrague es que me quito un pedal del que preocuparme por que lo pise y no funcione. Y todo esto me quita aún más las ganas de buscar bici en invierno. Puedo esperar un mes y algo más. ¡Ya por lo menos camino mejor!
Foto que me habían pedido de la máquina... (esto es de día)
Esta semana el mal tiempo me tiene muy harta, pero bueno... enlazando de nuevo con el día del que os quiero hablar, fue entonces cuando me enteré de que conducir por Islandia tiene una dificultad añadida: hay que asegurarse antes de salir (y después seguir comprobando) de que las carreteras que vas a coger no estén cerradas por las ventiscas.
La carretera desde el autocar
Por todo esto, el viaje no estaba planificado al 100% y hubo un fallo bastante grande: ir a ver Gullfoss, la catarata más grande de Europa, de noche (no se veía), con viento (no se oía) y con los alrededores cubiertos de hielo y sin ninguna luz, claro. Vamos que yo pasé de acercarme mucho... tendré que volver jaja.
Otro plan que falló, pero eso ya contaba con ello, era ver las luces nórdicas en el cielo (en Þingvellir)... con los nubarrones que había no vimos ni el sol. Bueno, sí. Durante un minuto. Le hicieron fotos y todo en plan de "no puede ser".
Gullfoss, lo que solo la cámara pudo ver
Pero ¡eh! Basta de inconvenientes, que todo lo demás estuvo muy bien. Conseguí llegar al autocar a tiempo (4 minutos tarde, pero no sabía que habían adelantado la hora de partida =S), y tuve tiempo para comer algo mientras esperábamos a Saloméja, una chica de Lituania, que se sentó en mi fila y lo primero que dijo fue "perdón, no tengo excusa, no soy española". Tuvimos un gran comienzo jaja. También conocí a Laura y, con Selene, fuimos jugando a adivinar el personaje que nos habían colocado. Adivinad cuál era el mío y cuál escribí :P (¡falta uno!)
¿Qué tengo en el coco?
A las de este grupete las conocí más tarde, muy majas =)
Nuestra primera parada fue Urriðafoss y aquí sí que estuvimos un buen rato paseando y disfrutando de esta hipnótica catarata. Además por desgracia igual en unos años deja de existir, si las protestas contra la planta hidroeléctrica que quieren construir en la planta baja del río Þjórsár no surten efecto
Urriðafoss
Para entrar en calor, nada mejor que las aguas termales de la Laguna Secreta, en Flúðir. Es la piscina más antigua de Islandia (1891). El llamado Pequeño Géiser, erupciona cada 5 minutos aproximadamente, ayudando a mantener la piscina a la perfecta temperatura de 38-40ºC.
Pequeño Géiser
El aire libre, las vistas de la naturaleza cubierta de nieve y la tranquilidad de este lugar lo hacen único. El precio para los mayores de 16 años es de 2500 ISK (16€), y gratis para los menores.
Aquí ya empecé a dar el cante por ser la única espabilada que se llevó el móvil al agua... "lo que hace la gente por un selfie" en palabras de Tommi jajaja. ¡Cuánta razón!
La luz del fondo es un invernadero, no un volcán
Al acabar, como no íbamos a poder ver la aurora fuimos a Gullfoss, como ya he comentado. Y como tenía la espinita clavada de no haber intentado ni acercarme demasiado, fui una de las pocas que me quedé luego en estado de congelación a esperar a que el Géiser más famoso (llamado así, tal cual) erupcionara (lo hace cada 15 min aprox). La verdad que molan, y ya entiendo todo lo de los accidentes y las quejas de poca seguridad que leí por Internet antes de venir. No hay luces, no hay vallas, no hay un camino claro, al menos en la nieve, y el agua sale de la tierra a presión a temperatura de ebullición... definitivamente, los guías son muy útiles por aquí.
Hablando de guías, el compañero con el que me senté en mi primera clase de inglés ayer está muy contento por haber conseguido el título de guía tras toda una vida ejerciendo. El precio de este permiso... disparatado. Ya os contaré más sobre mis cursos.
Espero que os guste el post. Como veis no fue muy cansada pero hicimos muchas cosas, conocí gente y empecé a moverme por aquí, que ya había ganas. Y para primavera ya tengo un par de planes de mucho más nivel, dificultad... ¡y altura! =D